Carlos Carús, era considerado un jugador pundonoroso, de esos que dejaban cada gota de sudor sobre el terreno de juego en las décadas de los 50 y 60, cuando el futbol era todavía un poco romántico.
Carús, nació en Veracruz y debutó con el Atlético Veracruz de la Segunda División en la Temporada 1952-1953. Ese año, el Toluca subió a la Primera División y Carús fue invitado para participar con el conjunto choricero, en donde permaneció casi 10 años, hasta que al finalizar la Temporada 1961-1962 decidió retirarse porque quería volver al puerto jarocho con su familia.
En Veracuz, puso una tienda comercial y cada tarde se iba a los portales a platicar de futbol.
Una vez en el puerto, decidió apoyar a los tiburones que se encontraban en Segunda División, para ayudarlos a que subieran al máximo circuito. Carús, no cobró un sueldo, porque su interés era como aficionado. En una ocasión, mientras jugaban de local, el padre de Carlos estaba en las tribunas viendo a su hijo y se desplomó tras una gambeta de "El Monito", la emoción le tocó el corazón que ya no pudo resistir. Carlos subió la mirada a donde se arremolinaba la gente, él sabía que algo le había sucedió a su padre, lo presentía. Corrió a la reja y lo vió todo, su padre tendido, la gente gritando…
Su padre había muerto. En ese momento la tristeza lo invadió y se fue al hospital a donde habían llevado a su padre tratando de revivirlo. Carús se retiró nuevamente del futbol, pero al subir el Veracruz a primera, lo tentó a regresar un año más, tan sólo un año para ayudar a que el equipo se mantuviera. Al final de la Temporada 1965-1966, "El Monito" colgó en definitiva los botines, dedicándole su carrera deportiva a su padre.
Para hablar de su pundonor, baste recordar aquella anécdota a finales de los años 50, cuando jugaban Toluca y León, en una época en la que no había cambios, los 11 que comenzaban eran los mismos que terminaban. Aquella tarde, Carús salió inspirado y en pocos minutos había anotado dos goles, sin embargo, tras el segundo tanto, chocó con Antonio Carbajal, portero del León y salió lastimado.
En la banca lo revisaron y le informaron que no podía continuar, tenía roto un hueso del brazo. La desesperación de Carús era tremenda, veía que su equipo antes dominador, comenzaba a perder terreno con un jugador menos y decidido, con el brazo vendado al cuerpo, entró al terreno de juego tan sólo para anotar dos goles más. A cada gol, el dolor se olvidaba, fue uno de sus momentos más emotivos dentro del futbol.
Carlos "El Monito" Carús, quien también fue mundialista al asistir a Suiza 1954, murió en 1997, pero los viejos aficionados del Toluca y Veracruz lo tienen siempre presente.
